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miércoles, 14 de julio de 2010

“Tocar para menos o más gente se puede arreglar...pero la muerte no tiene arreglo”

La voz detrás del bombo
por Juli Rabietta


Walter Sidoti, baterista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, dedicó una reflexión acerca de la tragedia de Walter Bulacio, detenido y torturado por la policía en 1991, antes de entrar al recital que nunca pudo presenciar. También habló sobre su actual proyecto, Comando Pickles y de su relación con los ex – redondos, el Indio, Skay y Semilla.

Se oía la música desde afuera, una brisa de jazz y blues daba la bienvenida. En cinco minutos terminan, una voz femenina avisó por el portero. Es fácil imaginarse la escena, un pasillo interminable con cielo raso llevaba hacía donde la magia ocurría. La sala de ensayo, recién desmontada, estaba llena de cables. El célebre batero salió de la cabina de ecualización, se veía alegre y bromeó: “te perdiste el ensayo, que lástima, este era el último”, así comenzaron las andanzas del Capitán Buscapina.



En entrevistas anteriores que te hicieron durante la última etapa de los redondos vos expresaste que con ellos te faltaba explotar un potencial ¿en que sentido o en que grado se cumple ese deseo con Comando Pickles?

Lo que pasaba es que en los últimos años de los Redondos tocábamos dos veces al año, y había un montón de fines de semana que yo quería tocar. Es como que juega la selección y en seis meses juegan dos veces nada más. Lo interesante era poder tocar mas que era lo que a mi más me gustaba.

En un sentido lo decías por las ganas de tocar, pero por el otro lado el desarrollo musical…

Puede ser, en los últimos discos ya venían más armados los temas. En la primera época de los redondos las cosas salían de los ensayos, entonces uno aportaba más. En cambio los últimos tiempos ya los temas venían armados, ya estaba la melodía, la guitarra, estaba todo montado sobre esos demos que hacía el Indio. Tenían baterías y todo incluido. O sea que no había mucho más para meter…

Es como que no podías aportar…


Claro, exacto. Ahí me hiciste recordar, me llevaste tipo psicólogo (se ríe). Ahora, con Comando Pickles, volvimos a tocar y a componer temas en otro formato, trío, ensayo. Y los temas casi todos son de lo que esta pasando en el ensayo. Los arreglos, las partes que faltan se van tocando y se va armando…

Aparte Oscar (guitarrista) tiene un estilo mas libre…

Claro, nosotros con Oscar tocamos en el ‘80 con Comandos, hacíamos new wave, no era lo clásico que se venía tocando en esa época. Yo cuando entre a los redondos, era un rock&roll clásico casi y yo venía tocando otra cosa que no se venía tocando, era algo bastante nuevo para la época.
Eso por un lado y por el otro con los redondos los temas llegaban armados al ensayo.

Lo que llama la atención es que después de Patricio Rey tuviste una larga carrera como músico y los estilos fueron variando, sobre todo en España. Por eso te pregunto por el deseo de desarrollarte musicalmente, quizás estabas buscando algo…

Si, en España estuvo muy bueno porque toqué con un muchacho de Nigeria que hacía reggae, bárbaro. Y después toqué en una banda que se llamaba R4DIO, más pop, les gustaba Coldplay, era un rock más de salón.
Pero bueno, con los redonditos al principio hacíamos rock&roll y después eso fue cambiando. En una banda de tantos años no se toca siempre lo mismo, esta bueno eso.


Este año avanzó el caso de Walter Bulacio, en una coyuntura complicada: lo que ocurrió en el recital de Viejas Locas, el tema de Callejeros. Ahora las bandas salen más afectadas en situaciones así, pero no ocurrió con Los Redondos.
¿Hasta que grado sentís un compromiso con lo que ocurrió?

No, si marcó cosas de todo tipo para la banda. Cambió mucho en donde tocar y como tocar, lo emocional fue muy importante. Por todos lados fue nefasto. Igual, lo peor de todo es la muerte del muchacho y la familia, ¿no? Ellos lo pagaron. Lo demás bueno, tocamos, no tocamos, tocar para menos o más gente se puede arreglar…pero la muerte no tiene arreglo.

¿Te acercaste a la familia?

No, nunca los conocí


¿Te da impresión?


No sé, nunca pensé eso. Estuvimos en la primera marcha que se juntó ahí en la calle San Juan, igual no se puede volver atrás nada. Pero a veces se meten los políticos y marchaban algunos otros y entonces se empiezan a mezclar un poco las cosas, no por la gente que lo quiere a Walter, si no por esta otra gente, hay que tener cuidado a veces.
Con los amigos sí nos veíamos siempre.


¿Lo que pasó con el chico de Vélez no te hizo recordar?

Y no sé bien que fue lo que pasó, sé que hubo disturbios. Fueron cosas distintas.


Hay sospechas sobre la intervención de la policía…


Y sí, en eso termina todo, son circunstancias distintas que terminan con un golpe de alguno o un tiro. Pero no sé lo que pasó.
Te digo, yo fui a recitales desde que tenía 18 años y ahora tengo 49 o sea que experimenté la represión militar, imagináte lo que eran los recitales antes. Yo fui a ver a los violadores que tenían por nombre Los Testículos, se llevaron a los músicos y a la gente que estaba ahí. Éramos como 15 nada más, o menos.
Siempre que íbamos a recitales estaba la cana y había que cuidarse porque te llevaban, yo zafaba porque era medio chico, pero de más grande era un bajón. Muchos de ahí habrán desaparecido, seguro.
Pero esto es distinto, ya estamos en democracia, es otra cosa. Como lo de Callejeros, son otros funcionarios, también hubo un accidente. Pero todo es más o menos lo mismo, meter gente de más, y si hiciste algo mal se paga una coima ¿y para que está la gente que nos tiene que cuidar? A nuestros hijos, en los recitales están mis sobrinitos todavía…

¿Cómo músico la conciencia cambia después de algo así?


Y nosotros cuando tocábamos, si prendían fuegos artificiales me volvía loco, nos poníamos contentos. Nosotros no prohibimos esas cosas, pero bueno en los lugares cerrados era un peligro. Cuando tocábamos con los Redondos siempre estaba al palo todo, aparte inaugurábamos lugares que ni sabíamos como iban a funcionar, ni que iba a pasar.



En el último tiempo parecía que había menos relación, incluso vos dijiste en una entrevista: “yo de las noticias de los redondos me entero por el diario”.


Si puede ser, te cuento: la fecha se confirmaba, se hacía la publicidad y quizás me enteraba por el diario antes de que empezáramos a organizar la movida.
Y las relaciones iban variando, el Indio se fue a vivir lejos. Por ahí con Semilla nos veíamos más porque vivía cerca de casa. Aparte, cuando ya te conocés hay menos cosas para contarse, es como un matrimonio.
Nos vimos en Uruguay, después en Córdoba y después hubo una discusión entre el Indio, la negra y Skay y se disolvió la banda.
Lo veo a Semilla (bajista) que vive cerca. Con el resto no te puedo decir porque no los veo más.


¿Qué opinás de lo que hacen ahora?


Y del Indio, lo último que escuché sonaba parecido a los redondos. A mi me gusta otra cosa, otra sensibilidad en la ejecución, ¿entendés? Las máquinas son otra cosa, esta bien pero no me trasmite. Arma todo y hace un collage pero no es batero, no es bajista.
Y Skaycito sigue haciendo lo mismo que Los Redondos pero en la viola. Lo mejor es lo de Sergio (dawi, saxofonista de la banda), más artístico.


Vamos las bandas… de España


Al tiempo de disolverse Patricio Rey, Sidoti no se quedó tranquilo. Dejó su banda paralela, La Favorita y cruzó el Atlántico en busca de aventuras. En el país ibérico tocó y compuso junto a Germán Burgos, conocido arquero argentino y luego de unirse a Tao de King con dos ex Redondos, Conejo Jolivet y Gonzo Palacios, se incorporó a R4DIO, una bomba de rock glamour y britpop. Con ellos, Sidoti imprimió su huella al grabar cuatro temas nuevos en el verano de 2005, en los estudios de Ritmo y Compás de Madrid: Por todos los lunes, No, Mi Fantasma y Sólo por verte flotar. El conjunto tocó varias veces con esa formación en los escenarios de Real Madrid y para finales de ese año, el emblemático baterista regresaba a la Argentina, que el mambo criminal no se termina.

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